Vila de Gràcia: alma de pueblo, rostro cosmopolita
Con noviembre vuelve la sección donde viajamos por Barcelona y Sant Cugat. Después de escribir sobre Horta nos adentramos en "Gràcia" el distrito vecino. El barrio que nos ocupará es la Vila de Gracia, denominado como el distrito que lo acoge.
La Gracia independiente (1626-1897): desde asentamiento disperso hasta la agregación en Barcelona
En la zona donde se ubicaría la Vila de Gracia había desde época romana una "vía" que comunicaba Castrum Octavianum, esto es Sant Cugat, con Barcino, o sea, Barcelona. Esta obra pública sería el cordón umbilical del futuro núcleo de población.
Este nació en 1626 para alojar el Convento de Virgen María de Gracia (conocido como los "Josepets"). En el siglo XVIII era un asentamiento disperso con apenas veinte casas rodeadas de campos de cultivo, por lo tanto, tenía la subsistencia asegurada.
En 1821, casi dos siglos después, la población pasaba de las 1.000 personas. Por eso consiguió, por primera vez, constituirse en municipio independiente hasta el año 1823 (fin del Trienio Liberal) este estatus se recuperaría en 1850. Paradójicamente, aquella misma década se pondrían las bases que acabarían liquidando la independencia municipal. Tres factores fueron decisivos para desencadenar este proceso:
a) El 1854 Barcelona demolió las murallas que restringían el espacio, ampliando así sus horizontes.
b) Gràcia independiente cambia la ordenación urbanística, como resultado el municipio (mucho más grande que la Vila de Gracia actual) pasó de ser muy mayoritariamente terreno agrícola a ser considerado terreno urbano donde se podían construir casas, plazas, parques, etc. De este modo la población del lugar se disparó de 13.000 habitantes el 1850 a 62.000 el 1897.
c) En el barrio no había unos servicios decentes para absorber un aumento de población tan vertiginoso. En cambio, Gràcia tenía el espacio que los planificadores urbanos de Barcelona codiciaban.
Con este escenario en 1897 Gracia es agregada en Barcelona.
El siglo XX y XXI: de referente de la cultura barcelonesa a escenario turístico global
En el siglo XX la Vila de Gràcia -y el distrito de Gràcia en general- dejó su impronta en el imaginario barcelonés. La cultura lo demuestra como ningún otro ámbito, son dos ejemplos evidentes:
- La Rumba catalana ligada a la comunidad gitana
- La novela icónica de Mercè Rodoreda titulada la "Plaça del diamant". Como el resto de la ciudad los Juegos Olímpicos del 1992 son el auténtico final del siglo pasado. En concreto, para la Vila de Gracia representó añadir a su aspecto de pueblo el hecho de ser un barrio: turístico, bohemio y cosmopolita.
Monumentos de la Vila de Gràcia
¿Has pensado alguna vez cómo sería un barrio sin monumentos o lugares destacados? En el mejor de los casos, anodino y en el peor feo o triste.
Cuando se consigue dar personalidad y encanto en un espacio urbano es debido a que arquitectos, urbanistas y artistas plásticos se dan la mano para concebirlo. En este sentido, una singularidad de la Vila de Gracia es su abundante peatonalización que hace de ella un barrio amable y, como veremos, otorga un peso destacado a las plazas.
La Vila de Gracia tiene sus monumentos y espacios emblemáticos:
1. La Casa Vicens: un edificio modernista precioso de aquellos que demuestran que el Modernismo no es solo un reclamo, también tiene su concreción estética que da una belleza singular a muchos de los monumentos de este estilo.
2. Plaza de la Vila de Gracia: está en el corazón del barrio con la torre del reloj de forma octogonal en el centro. Este monumento del siglo XIX es obra de Antoni Rovira y Trias y está coronada por la Campana de Gracia.
3. Plaza de la Virreina: urbanizada en 1878 con mucha amplitud, un rico arbolado y la iglesia de "Sant Joan" construida por Josep Artigas que con su altura destaca por encima de las casas bajas originales y remata el espacio dándole profundidad. Además, está parcialmente peatonalizada, esta opción urbanística fomenta el espíritu vecinal.
4. Plaza del Diamante: es un espacio donde el pavimento en rectángulos es cómodo y hay mobiliario urbano abundante y los bares justos y necesarios para socializar. Este espacio y otros -como la plaza del rubí o del topacio- rinden homenaje a la joyería, la razón es que fueron adquiridas por el regidor Josep Rossell que era joyero.
5. La lectura a Pompeu Fabra: se encuentra a los jardines de Salvador Espriu (popularmente conocidos como los "jardinets de Gràcia") se trata del relieve de una mujer leyendo vestida de manera tradicional. La pieza fue reelaborada en 1993 -coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de Pompeu Fabra-por Anna Ribas, mientras que, la obra original es de Josep Clarà.
Esperamos que muy pronto pasees por la Vila de Gràcia.